(Banda sonora 1)
Igual es un poco emo esta parte de mi vida, pero como emo adquirido y no triste, no es que haya pertenecido a una tribu urbana ni nada (Dios me libre), pero el clima de Valdivia y la música que escuchaba/escucho daba para la emotividad. Creo que después de haber dicho eso, debo aclarar que nunca me pinte los labios negros, ni delineé mis ojos con excesivo negro (de hecho nunca he usado delineador), tampoco use bototos ni pantis con cuadritos en negro, solo para aclarar.
Y después me acorde de mis amigos de la U, del lugar donde vivíamos, de que lo pasábamos bien y nos apoyábamos estando lejos de nuestras casas y de la familia. Los rellenitos árabes que nos mandaba la mamá de mi amiga Ale desde Osorno, cuando ella iba a su casa los fines de semana, las encomiendas que mis papas enviaban desde Chiloé y las veces que las tuve que ir a buscar al terminal cuando llovía a cántaros, esas son las cosas que vivimos en la provincia, pero era bacán caminar bajo la lluvia, y lo mejor es que cuando le pedias a alguien que te acompañara, los amigos apañaban, la lluvia no era una excusa.
También me acorde de mi profe de taller de pintura, Ignacio Barrientos (Pintor Valdiviano), y de los dias de taller, esos eran buenos días, aunque lloviera, y luego tomar chocolate caliente (en la Ultima Frontera o en el cafe de las gringas) o volverse al hogar caminando por la orilla del rio, aunque eso era cuando estaban más lindos los días.
La nostalgia me pego fuerte esta mañana, pero es genial recordar esas cosas.
(Banda sonora 2)